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El alma líquida de la cerveza. Más del 90% de la composición de la cerveza. Su perfil mineral determina el pH, realza sabores y permite replicar estilos históricos como Pilsen o Burton.
Fuente de azúcares fermentables y carácter. Aporta color, cuerpo y notas de pan, caramelo o tostado según su tipo.
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Los Ingredientes Esenciales de la Cerveza
Detrás de cada sorbo hay mucho más que espuma y sabor: es una combinación perfecta de ingredientes que definen el carácter, aroma, cuerpo y personalidad de la cerveza. Desde el agua cristalina —su componente más abundante—, pasando por las maltas que aportan dulzor y color, el lúpulo que equilibra con amargor y aromas, hasta la levadura que transforma el mosto en magia líquida.
En esta sección descubrirás cómo cada ingrediente influye en el resultado final, su rol en el proceso de elaboración y cómo los cerveceros los combinan para dar vida a una infinidad de estilos únicos.

El agua representa más del 90% de la cerveza, y su perfil mineral tiene un papel crucial en el resultado final. Afecta directamente al pH del mosto (ideal: 5.2–5.6), la eficiencia enzimática, la extracción de sabores de la malta y el lúpulo, y la actividad de la levadura.
Ajustando sus niveles de calcio, magnesio, sulfatos y cloruros, los cerveceros pueden replicar estilos clásicos como las Pilsen de Bohemia o las Burton ales de Inglaterra.


La malta es el alma de la cerveza, ya que aporta los azúcares fermentables que la levadura transformará en alcohol y CO₂. Se obtiene principalmente de la cebada, que pasa por un proceso de malteado —remojo, germinación y tostado—.
El tipo de malta y su grado de tostado influyen directamente en el color, el cuerpo, el sabor y el aroma de la cerveza. Desde maltas claras que dan vida a lagers suaves y refrescantes, hasta maltas oscuras que aportan profundidad a stouts y porters.

El lúpulo es la especia de la cerveza, el ingrediente que aporta amargor, aroma y propiedades conservantes. En sus conos se encuentran las glándulas de lupulina, ricas en ácidos alfa (responsables del amargor) y aceites esenciales (que aportan complejidad aromática).
Existen cientos de variedades, cada una con un perfil único: desde notas cítricas, florales o frutales, hasta matices resinosos, herbales o especiados. Los cerveceros juegan con el lúpulo para equilibrar sabores y dar personalidad a cada estilo.


La levadura es el motor de la fermentación, el microorganismo responsable de transformar los azúcares de la malta en alcohol y CO₂. Aunque invisible a simple vista, su papel es fundamental en la creación de la cerveza.
Existen dos grandes tipos: Saccharomyces cerevisiae (alta fermentación, usada en ales) y Saccharomyces pastorianus (baja fermentación, propia de las lagers). La levadura no solo fermenta, también aporta ésteres, fenoles y compuestos aromáticos que definen el carácter de cada estilo cervecero.
Otros Adjuntos
Más allá del agua, la malta, el lúpulo y la levadura, existen otros adjuntos —como frutas, especias, hierbas y azúcares— que amplían el universo cervecero. Estos elementos aportan aromas, sabores y matices únicos, y permiten a los cerveceros explorar estilos poco convencionales con un toque personal.