Una receta para quienes creen que el pollo merece más respeto del que usualmente se le da.
Hay días en los que el cuerpo pide algo reconfortante, pero el alma exige algo más: un gesto de sofisticación. Esta receta nace precisamente de esa tensión entre lo simple y lo sublime. ¿El resultado? Unas pechugas de pollo que abandonan su destino de plato aburrido para sumergirse en una salsa densa, oscura y ligeramente dulce, como una conversación que se pone interesante después del segundo sorbo de cerveza.
La clave está en las ciruelas pasas —esas abuelitas frutales que, al juntarse con una buena cerveza negra artesanal, se transforman en alquimia pura. Y sí, lo de usar una Black IPA no es un capricho: su amargor terroso y toques tostados despiertan lo mejor de la mostaza de Dijon y equilibran el dulzor con una elegancia inesperada. Como cuando alguien con pinta de roquero cita a Montaigne en una cena.
Perfecta para una noche en casa en la que quieres lucirte sin sufrir. O para una comida especial en la que el pollo se atreve, por fin, a vestirse de gala.

Pechugas de Pollo Asadas con Salsa de Ciruelas a la Cerveza
Esta receta transforma unas simples pechugas de pollo en un plato lleno de carácter gracias a una salsa de ciruelas pasas y cerveza negra artesanal. El contraste entre lo dulce, lo amargo y lo salado da como resultado un sabor profundo y reconfortante, perfecto para una cena especial o para cuando el cuerpo pide algo distinto pero sin complicaciones.
- Tiempo Total: 50 minutos
Ingredientes
2 pechugas de pollo enteras
12 ciruelas pasas sin hueso
2 cucharadas de azúcar
2 cucharaditas de mostaza de Dijon
1 cucharada de mantequilla
1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
Sal al gusto
Pimienta negra al gusto
200 ml de cerveza negra (ideal: Black Rye IPA Mascarat)
Instrucciones
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Precalienta el horno a 200 °C. Sí, ya sé que da pereza, pero hazlo desde el principio. Luego lo agradecerás.
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Corta las pechugas por la mitad —como quien divide una historia en dos capítulos. Dóralas en una sartén con el aceite de oliva hasta que estén doradas pero no cocidas del todo. Reserva con mimo.
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En una olla pequeña, cubre las ciruelas con agua, añade el azúcar y deja que hiervan a fuego medio durante 10 minutos. No mires el móvil: huelen increíble.
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Escurre las ciruelas, pero guarda el líquido. Ese jugo es oro líquido, verás.
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Pica las ciruelas (sin miedo) y llévalas a un cazo con la cerveza, la mantequilla y la mostaza. Cocina a fuego medio durante unos 4 minutos.
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Añade el líquido de cocción de las ciruelas y sigue cocinando hasta que la salsa espese y te huela a algo entre postre y taberna.
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Tritura todo hasta obtener una textura fina. Luego, si quieres una experiencia más gourmet, pásala por un colador. Vale la pena.
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Coloca el pollo en una bandeja, cúbrelo generosamente con la salsa y hornea a 180 °C durante 20 a 25 minutos. A mitad de camino, dales la vuelta como quien quiere asegurar justicia en la cocción.
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Sirve caliente. Y si puedes, con algo que haga de cama digna: papas asadas, arroz basmati o vegetales al vapor.
Notas
– Puedes usar cualquier cerveza negra, sí, pero si consigues una Black Rye IPA, descubrirás lo que es un matrimonio bien avenido entre lúpulo y fruta seca.
– ¿Salsa más espesa? Déjala reducir más tiempo. ¿Más ligera? Menos minutos y listo.
– Esta receta funciona de maravilla como plato principal en una cena íntima. También como excusa perfecta para abrir una segunda cerveza “por si acaso”.
- Tiempo de Preparación: 15 minutos
- Tiempo de Cocción: 35 minutos
- Cocina: Fusión / Cerveza artesanal
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